Este artículo fue publicado originalmente por el Foro Económico Mundial.
Dos años de perturbaciones inducidas por la pandemia han dejado al descubierto los riesgos inherentes a las cadenas de suministro globalizadas de bajo costo. Los cierres de fábricas y los cuellos de botella logísticos a océanos de distancia han perturbado el acceso a bienes esenciales en todas partes, y continúan haciéndolo.
Está claro que necesitamos urgentemente abordar los riesgos sistémicos de nuestras cadenas de valor globales y, en cambio, remodelarlas para convertirlas en sistemas más resilientes, equitativos y rentables.
Diversificar el riesgo
Crear una resiliencia genuina requerirá esfuerzos concertados de los gobiernos de todo el mundo; su participación es fundamental para realizar las inversiones fundamentales que abrirán un camino hacia la creación de cadenas de suministro equilibradas y resistentes a las crisis.
Muchos han defendido la relocalización de la industria manufacturera como pieza central para asegurar suministros críticos, pero esto no es una solución milagrosa. Las redes de suministro resilientes requieren diversificar los riesgos a través de las fronteras, al mismo tiempo que se aprovechan las fortalezas de los diferentes mercados geográficos y se aumenta la cooperación entre los sectores público y privado.
Por ejemplo, reemplazar el ecosistema manufacturero maduro de Asia no es práctico ni realista. Asia seguirá siendo una fuente clave de muchos bienes e incluso cuando busque ascender en la cadena de valor, su ecosistema manufacturero seguirá sirviendo al tipo de producción que requiere escala y eficiencia de bajo costo.
Pero si el objetivo no es reemplazar a Asia como centro manufacturero del mundo, ¿cómo sería entonces una cadena de valor reequilibrada?