
En julio de 2025, regresé a Brasil, 25 años después de mi primera visita como joven ejecutivo, deseoso de comprender uno de los mercados más prometedores del mundo. En aquel entonces, me encontré con un país lleno de ambición, creatividad y potencial económico, pero también enredado en la burocracia, agobiado por la volatilidad y difícil de navegar.

Una generación después, la ambición sigue ahí. La oportunidad también. Pero también persisten muchos de los mismos desafíos estructurales.
Un mercado demasiado grande para ignorarlo
Con una población de más de 213 millones y un PIB proyectado para 2025 de 1,3 billones de dólares, Brasil es el mayor productor de Latinoamérica. Es el principal mercado de consumo de la región, un centro manufacturero con una sólida ingeniería y una puerta de entrada al mercado sudamericano en general. Si desea crecer en esta región del mundo, Brasil no es una opción.
Y, sin embargo, las empresas globales siguen abordándolo con cautela, o directamente no lo abordan. ¿Por qué?
La paradoja empresarial de Brasil
Brasil es una paradoja. Es un país con talento de clase mundial, capacidades de fabricación avanzadasy una posición geográfica estratégica, y aun así, constantemente clasificado entre los lugares más desafiantes para hacer negocios.
En mi experiencia, seis desafíos hacen tropezar constantemente incluso a las empresas globales más preparadas:
1. Leyes fiscales que confunden más de lo que aclaran
No hay vuelta de hoja: el sistema tributario brasileño es uno de los más complejos del mundo. La superposición de impuestos federales, estatales y locales, muchos de ellos solapados, convierte el diseño de la cadena de suministro en una partida de ajedrez estratégica.
Desde mi perspectiva, la forma de ganar aquí es tratar el cumplimiento tributario como parte de su gestión de cadena de suministro Arquitectura, no solo una función financiera. Las empresas que la gestionan bien combinan la experiencia fiscal local con sistemas de cumplimiento digital que se ajustan en tiempo real, para que los cambios regulatorios no interrumpan la producción ni los plazos de entrega. En Flex, nuestras operaciones en Brasil integran la inteligencia fiscal directamente en las herramientas de planificación y logística, para que los cambios regulatorios no paralicen la producción ni retrasen las entregas.
2. Leyes laborales que limitan la flexibilidad
Las regulaciones laborales en Brasil son rígidas, lo que dificulta la adaptación de la plantilla o la modernización de las estructuras laborales. Para las empresas que ingresan al mercado, la agilidad puede parecer su principal prioridad.
En mi experiencia, el éxito en este ámbito reside en diseñar operaciones que se ajusten a los requisitos de cumplimiento normativo y, al mismo tiempo, fomenten la flexibilidad. Esto suele implicar invertir en el desarrollo de la fuerza laboral, sistemas digitales de programación y seguridad, y la participación proactiva de los empleados, creando un entorno laboral que cumpla con las normas y sea adaptable.
3. Volatilidad monetaria
El real brasileño es propenso a fuertes fluctuaciones, lo que complica la fijación de precios y las previsiones.
La clave aquí es ampliar su presencia de abastecimiento y fabricación dentro de Brasil, para estar menos expuesto a las fluctuaciones cambiarias. Combinar esto con la planificación multidivisa y estrategias de cobertura inteligentes ayuda a mantener los costos predecibles, incluso cuando el real no es el adecuado.
4. Escala geográfica y brechas de infraestructura
El vasto territorio de Brasil y su infraestructura desigual pueden paralizar la logística, especialmente para las empresas que prestan servicios en múltiples regiones.
Las empresas que triunfan aquí sitúan la fabricación y la distribución cerca de sus mercados finales, reduciendo la distancia que deben recorrer las mercancías. Combinan esto con una planificación logística avanzada para garantizar que los productos se muevan eficientemente a pesar de los desafíos de infraestructura. En el caso de Flex, las plantas en Manaus, Jaguariúna y Sorocaba, todas a tan solo quince minutos de un importante aeropuerto cercano, nos permiten... regionalizar la producción y reducir los plazos de entrega en todo el país.
5. Regulaciones ambientales
Brasil aplica leyes ambientales esenciales pero complejas, que abarcan desde las emisiones hasta la gestión de residuos. Su cumplimiento es obligatorio y las exigencias de los clientes siguen en aumento.
Lo más importante aquí es comprender que el éxito se logra cuando la sostenibilidad se integra en el diseño y las operaciones de sus productos, en lugar de ser un añadido. Los fabricantes más vanguardistas aquí utilizan prácticas circulares y fabricación ecológica para cumplir con las regulaciones y diferenciarse en el mercado.
6. Cuellos de botella en la innovación
Si bien Brasil cuenta con un ecosistema de startups dinámico y políticas públicas orientadas a fomentar la innovación —como la Ley de Informática y el programa Nueva Industria Brasil— desafíos como la burocracia y el acceso limitado a la financiación aún plantean obstáculos para el avance de las iniciativas de I+D.
La manera de superar esto es aprovechar las redes de I+D existentes en lugar de desarrollarlas de forma aislada. Las alianzas con universidades, institutos de investigación y programas gubernamentales aceleran el desarrollo y ayudan a superar los obstáculos regulatorios. Nuestra colaboración con FIT, un instituto de I+D sin fines de lucro, nos ha permitido acortar el plazo de comercialización de nuevos productos desarrollados en Brasil.
Por qué creo en Brasil: un futuro impulsado por la gente

A pesar de todos sus desafíos, Brasil sigue siendo uno de los lugares más prometedores del mundo para fabricar y escalar.
¿Por qué? Porque su mayor activo es también el más olvidado: su gente.
La resiliencia, la creatividad y la habilidad técnica aquí son inigualables. Desde ingenieros hasta operadores, la fuerza laboral brasileña es de primer nivel.
Cada vez que recorro una línea en Sorocaba o reviso un sitio en Jaguariúna, recuerdo cuánto ingenio y talento para resolver problemas hay aquí. Estos equipos no solo cumplen con el estándar, sino que lo superan.
Mi conclusión: Brasil no es fácil, pero vale la pena.
Hacer negocios en Brasil es complejo. Se requiere paciencia, preparación y conocimiento local para tener éxito. Pero para las empresas en equipo industrial y en electrónica de consumo, especialmente para aquellos que buscan servir a América Latina o diversificar su cadena de suministro, es una oportunidad que vale la pena aprovechar.
La clave es la colaboración. En Brasil, no se puede triunfar solo. Se necesitan socios que conozcan el terreno, que puedan sortear las complejidades fiscales y laborales, y que puedan desarrollar capacidad de innovación dentro del país. Lo he visto de primera mano.

A través de la colaboración de Flex con MIT y la designación de nuestro sitio de Sorocaba como un "laboratorio viviente", estamos aplicando inteligencia artificial, automatización y soluciones a nivel de sistema para reimaginar la fabricación.
Programas como Sinctronics, nuestro ecosistema integrado de economía circular, muestra cómo la sostenibilidad puede convertirse en una verdadera ventaja competitiva en Brasil.
Y estos son sólo algunos de los innumerables ejemplos de lo que es posible cuando el talento, la innovación y la estrategia se alinean.
Así que, 25 años después, sigo creyendo en la promesa de Brasil. No porque sea simple, sino porque es estratégica. Las empresas que logran el éxito en Brasil no solo logran acceso a un mercado, sino que también obtienen una ventaja competitiva.